El Apóstol Pionero Que Miró Hacia Chile

Élder Parley Parker Pratt

por

Rodolfo Acevedo A.

Cuando aun no cumplía un año como miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, recibí como regalo un libro llamado “Una Voz de Amonestación”, de Parley P. Pratt. La sola lectura de la introducción de aquel pequeño libro dejó una fuerte impresión en mí y la que en parte decía: “Uno de los obstáculos más grandes que impiden la propagación de la verdad en cualquier época del mundo, es la corriente de la opinión pública. En cuanto llega un rayo de luz al mundo, sea la edad que fuere, inmediatamente se topa con las tradiciones y costumbres profundamente arraigadas de los hombres, y con sus opiniones; o con algún artificio religioso, de modo que igual que los efesios, se reúnen para aconsejarse respecto de lo que han de hacer, para evitar que se hable mal de su diosa, sea despreciada su majestad, quede abandonado su templo, y peor todavía, ponga en peligro su negocio que les proporciona su ganancia.”

Y como un ejemplo de lo anteriormente citado señalaba el caso de don Cristóbal Colón, quien en su tiempo tuvo que luchar contra la corriente de opinión para llevar adelante su inspirado viaje y cumplir con esto una profecía registrada en el Libro de Mormón, y que se encuentra el libro de Primer Nefi: “Y miré, y vi entre los gentiles a un hombre que estaba separado de la posteridad de mis hermanos por las muchas aguas; y vi que el Espíritu de Dios descendió y obró sobre él; y el hombre partió sobre las muchas aguas, sí, hasta donde estaban los descendientes de mis hermanos que se encontraban en la tierra prometida”. (1 Nefi 13:12):

Escribe el Élder Pratt:

“Pensemos por un momento en lo que batalló Colón, un desconocido de educación limitada, pero bendecido con un corazón muy grande, un genio noble y una mente que estaba acostumbrada a pensar por sí misma. Penetró los obscuros misterios que encerraban las aguas occidentales. Recordemos cómo luchó durante ocho años contra la ignorancia de los eruditos en las cortes y asambleas de Europa, mientras que la mueca burlona, el dedo del escarnio y el silbido de la irrisión eran los fuertes argumentos que se oponían a su teoría. “Más ¿cuál fue el resultado, cuando después de varios esfuerzos infructuosos, se dispuso una expedición compuesta de tres naves pequeñas? Se reveló un mundo a las naciones asombradas del Este, una tierra que estaba destinada a servir de fondo a los más gloriosos y maravillosos acontecimientos de los últimos días. No bien quedó demostrado este hecho, cuando sus objeciones filosóficas, geográficas y religiosas desaparecieron en un momento. La soberbia de la ignorancia y el prejuicio se vio constreñida esta vez a arrojar sus honores al polvo, a doblar su altiva cabeza a los pies del valor verdadero y aprender en humilde silencio que un hecho, claramente demostrado vale más que diez mil teorías y opiniones de los hombres”.

Con el paso del tiempo gradualmente se me iría revelando la personalidad y los hechos del Élder Pratt, quien en los primeros días de su propia conversión ya había sido llamado a servir como misionero entre los Lamanitas (los indios norteamericanos) y que también había sido un instrumento en las manos del Señor para traer a la Iglesia a muchos Santos en Canadá, contándose entre ellos el propio John Taylor, quien llegaría a ser el sucesor del Presidente Brigham Young en la Presidencia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conversión y conversiones que a su vez ayudarían a abrir la puerta para que el evangelio restaurado fuera predicado con éxito en la lejana Inglaterra.

Pero había un hecho especial y desconocido para los Santos chilenos y en forma particular para mi, y es que en los primeros años de la restauración del evangelio, a mediados del siglo XIX, Élder Pratt había viajado a Chile y vivido por cuatro meses en Valparaíso y Quillota en compañía de su esposa Phoebe y del Élder Rufus Allen, experiencia que me sería recién revelada en detalle al leer su propia Autobiografía, la que llegó a mis manos cuando se construía el Templo de Santiago de Chile a principios de los años 1980.

En una edición posterior de la “Autobiografía de Parley P. Pratt” encontré un bosquejo biográfico de su autor, escrito por Orson Pratt poco después del asesinato de su hermano Parley, la cual había sido publicada previamente en una edición del “Millenial Star” (La Estrella Milenaria) del día 4 de julio de 1857.

Así escribió Orson Pratt sobre su hermano mayor Parley:

“Este gran Apóstol y mártir del siglo XIX nació el día 12 de abril de 1807, en Burlington, Condado de Otsego, Estado de Nueva York. Él fue el tercer hijo de Jared y Charity Pratt; Jared fue hijo de Obadiah y Jemina Pratt; Obadiah fue hijo de Chistopher y Sarah Pratt; Christopher fue hijo de William y Hannah Pratt; William fue hijo de Joseph Pratt; Joseph fue el hijo del Teniente William y Elizabeth Pratt, quienes se encontraron entre los primeros colonizadores de Hartford, Connecticut, en el año 1639. Se supone que ellos acompañaron al Rev. Thomas Hooker y su congregación, unos cien en número, desde Newton, ahora llamado Cambridge, Massachusets, a través de un denso desierto, habitado solo por pueblos incivilizados y bestias salvajes, y llegaron a ser los fundadores de la colonia en Hartford, en junio de 1636.

“Este antiguo peregrino, William Pratt, fue un miembro de la Legislatura por unas veinticinco o treinta sesiones; y la Corte General le dio a él unas cien acres de tierra en Saybrook, Connecticut, por el servicio brindado como teniente en la guerra Pequot; él fue uno de los jueces de la primera Corte en el Condado de New London. Parley P. Pratt es un descendiente lineal, de la séptima generación, de ese distinguido peregrino y humilde pionero en el Nuevo Mundo.

“Los días de juventud de nuestro martirizado hermano se caracterizaron por la indiscreción y falta de consideración de los hombres. Aún cuando por adversas circunstancias su educación fue extremadamente limitada, aún así desplegó, en su juventud, una originalidad de pensamiento rara vez exhibido. En septiembre de 1830 siendo guiado por el Espíritu del Señor de su hogar en el Estado de Ohio, viajó varios cientos de millas al este, donde afortunadamente consiguió una copia de uno de los más destacados trabajos de los tiempos modernos. El Libro de Mormón. Él lo leyó, se convenció de su divina autenticidad, y viajó en búsqueda de los altamente favorecidos hombres de Dios que habían visto ángeles y escuchado la voz del Todopoderoso. Tuvo éxito al encontrar muy pronto a algunos de ellos, por quienes supo que unos cinco meses antes la Iglesia de los Santos de los Últimos Días había sido organizada. Él pidió ser bautizado, e inmediatamente después fue ordenado un Élder. Ese mismo mes visitó Canaan, Condado de Columbia, Nueva York- el condado donde había pasado gran parte de sus días de juventud- y después predicando por un corto tiempo en diferentes vecindades, y bautizando a Orson Pratt, su hermano, regresó al Condado de Séneca.

“Recibiendo una revelación por medio del Profeta José en compañía de tres o cuatro más realizaron una misión, a unas mil quinientas millas, en la frontera oeste del estado de Missouri, y estuvo entre los primeros Santos en pararse sobre esa escogida tierra donde la Ciudad de Sión será construida, preparando el segundo advenimiento de nuestro Salvador.

“En la primavera de 1831 regresó a la parte norte de Ohio, donde se reunió con el Profeta José. En el verano realizó otra misión por Ohio, Indiana, Illinois y Missouri, predicando, bautizando y estableciendo la Iglesia.

“En el otoño de 1833 él y unos mil doscientos hombres, mujeres y niños fueron expulsados por una furiosa y asesina multitud de sus propios hogares y tierras en el Condado de Jackson, Missouri. Doscientas casas fueron quemadas, el ganado muerto, grandes cantidades de heno y de grano fueron quemadas, muchos fueron azotados hasta ver salir sus intestinos; otros fueron muertos, y el afligido remanente fue expulsado teniendo que cruzar un río hasta el Condado de Clay.

“Poco después de esto el Élder Pratt realizó un largo viaje de unas mil quinientas millas al este, predicando el arrepentimiento y el fortalecimiento de los Santos.

“En 1834 volvió otra vez al Condado de Clay, en Missouri, oficiando en su santo llamamiento donde quiera que fuera.

“En 1835, habiendo regresado a la parte norte de Ohio, fue escogido y ordenado para ser uno de los Doce Apóstoles de esta última dispensación, y el mismo año realizó un extenso viaje a Pennsylvania, Nueva York, y a varios de los Estados de Nueva Inglaterra, y regresó otra vez a Ohio.

“En 1836 visitó Canadá, y estableció una gran rama de la Iglesia en Toronto, y otras ramas en pueblos adyacentes.

“En 1837 visitó la ciudad de Nueva York, donde encontró una gran rama de la Iglesia.

“En 1838 se cambió al Condado de Caldwell, en la frontera occidental de Missouri; y en el mismo año otra espantosa persecución comenzó en contra de los santos, y ellos fueron por tercera vez expulsados de sus casas y heredades, y sus propiedades que sumaban cantidades millonarias fueron destruidas; algunos indefensos hombres, mujeres y niños fueron asesinados; muchos otros encarcelados en calabozos, entre los cuales estaba el personaje de este recuerdo; el balance fue, que unos ciento cincuenta mil, fueron expulsados del Estado, y encontraron refugio en Illinois. Élder Pratt fue mantenido en prisión, sin juicio, por unos ocho meses, hasta cuando, por la bondadosa providencia de Dios él escapó; un relato de lo cual está publicado en el Millenial Star, Vol.VIII, páginas 129, 145 y 161. Inmediatamente después de obtener su libertad él publicó una historia de la persecución en Missouri, la cual fue escrita mientras estaba en prisión. La primera edición apareció en Detroit en 1839.

“En 1840 visitó Inglaterra, y en el pueblo de Manchester comenzó la publicación de un periódico titulado el “Millennial Star” (Estrella Milenaria), el cual se ha seguido editando hasta el presente-siendo éste el volumen diecinueve.

“En 1841 fue asignado para ser el Presidente sobre todas la Conferencias Británicas, y permaneció en esta alta y honorable posición hasta el otoño de 1842, durante lo cual editó el Star, supervisó la emigración de los Santos, y publicó varios pequeños pero interesantes trabajos. Al invierno siguiente regresó a Illinois, donde continuó trabajando en el ministerio por uno o dos años.

“A principios del año 1845 fue asignado para presidir sobre todas las Iglesias en Nueva Inglaterra y los Estados del Centro, estando sus oficinas en la ciudad de Nueva York, donde escribió para un periódico titulado “El Profeta”. En el verano regresó a Nauvoo.

“En febrero de 1846, otra vez fue expulsado de su hogar por una despiadada multitud. Unos quince o veinte mil Santos fueron también expulsados de los Estados Unidos por ese mismo tiempo, con pérdida de casas, y tierras, y una inmensa cantidad de propiedades, las cuales han quedado en poder de la chusma hasta ahora. Después de pasar por sufrimientos sin paralelo con su familia, él y los sufrientes Santos lograron llegar al país indio en Council Bluffs, y siendo llamado por el Espíritu Santo, a través del Profeta Brigham Young, para ir a Inglaterra, él dejó a su familia en la gran pradera, sin casa o apenas con alimentos, para cumplir con la palabra del Señor. Él llegó a Inglaterra, ayudando a establecer las Iglesias en orden, y a fortalecer a los Santos por todas las islas Británicas.

“En la primavera de 1847 regresó donde estaba su familia y sus hermanos; y en el verano y el otoño de ese año se trasladó al valle del Gran Lago Salado, y sufrió increíbles penurias hasta la cosecha de 1848.

“Él ayudó a crear una Constitución para el Gobierno Provisional de Deseret, y fue elegido miembro del Senado en la Asamblea General; y fue posteriormente elegido al Consejo Legislativo cuando Utah llegó a ser un territorio de los Estados Unidos.

“El año 1851 fue enviado a una misión en las Islas del Pacífico y a Sudamérica.

“En el verano de 1855 regresó desde las Montañas de la Sierra Nevada a su hogar, y ocupó una parte de su tiempo predicando en los varios asentamientos de Utah, y la otra parte del tiempo trabajando con sus propias manos en el cultivo de su granja. En el invierno siguiente ofició como capellán en el Consejo Legislativo de la Casa del Estado en la ciudad de Fillmore.

“En el otoño de 1856 acompañó a unos veinte misioneros por las praderas del Estado. Durante el invierno y parte de la siguiente primavera visitó a los Santos en St. Louis, Filadelfia, Nueva York y otros lugares, predicando, escribiendo y publicando las buenas nuevas del Reino de Dios.

“Y finalmente, el 13 de mayo de 1857, cayó como un noble mártir de la causa de la verdad, por la cual había abogado con una incansable perseverancia por casi veintisiete años. Su último gran y bondadoso acto, al tratar de rescatar a los indefensos inocentes de la furia de sus salvajes perseguidores será trasmitido a las generaciones por nacer como un imperecedero monumento a su memoria; mientras que sus inicuos y brutales asesinos, y todos los que den consentimiento al diabólico hecho, carcomerán sus lenguas de pena, y perecerán y serán olvidados.

“Entre los numerosos escritos de este martirizado apóstol puede ser mencionado primero: la ‘Voz de Amonestación’, impreso en Nueva York en 1837, la cual desde entonces ha tenido muchas ediciones, y ha sido traducida a varios idiomas extranjeros; segundo, su ‘Historia de las Persecuciones en Missouri’, tercero, sus ‘Poemas;’ cuarto, su “Llave a la Teología;’ una producción maestra, recientemente publicada. ‘La Historia de su Vida,’ hasta cerca del momento de su martirio, fue escrita por él mismo, y está ahora casi lista para ser impresa; ésta probará indudablemente ser uno de los más interesantes trabajos surgidos de su pluma.

“¡Oh, cuan placentera es la muerte de una persona justa! Su cuerpo yace con una segura y cierta esperanza de que saldrá de la tumba en la mañana de la primera resurrección, para reinar como un poderoso Rey y Sacerdote del Más Alto Dios, para sentarse Coronado de gloria eterna, gobernando con poder y dominio por siempre.
“¡Oh, bondadoso hermano! ¡Cuanto te amamos en vida! ¡Cuan gozosas para nuestras almas fueron las palabras de vida que fluyeron de tu boca por el puro espíritu de inspiración! ¡Cuan precioso es todavía nuestro recuerdo de ti! ¡Nosotros no lloramos por tu muerte, porque fue gloriosa! Tu nos has dejado solo por un corto tiempo, y pronto te abrazaremos otra vez! ¡Tus cincuenta años recién habían comenzado a rodar, y ahora tu Jubileo ha llegado! Descansa en la casa de tus Padres, con todos los nobles mártires del siglo diecinueve, hasta que el Jubileo de la tierra también haya llegado; entonces regresarás y reinarás triunfante con toda la redimida raza de Adán”.

Sin duda que el legado del Élder Pratt es un “Legado Singular”, ya que en el se nos revela un gran misionero, el que nos hace recordar con sus viajes y enseñanzas al apóstol Pablo del Nuevo Testamento, presentándome también al historiador de los hechos de los primeros días de la restauración, al pensador y al buscador de los principios de verdad, al hijo de Dios entregado a la causa del Señor Jesucristo y también a la persona de gran sensibilidad, que quedó reflejada en su personal estilo de escribir.

Al leer su “Autobiografía” una de las cosas que más me impresionó fue su reacción ante lo que se le presentó como un “extraño libro”, en referencia al recién editado Libro de Mormón, el que llegó a sus manos mientras predicaba siendo un misionero bautista:

“Visitamos a un viejo diácono Bautista llamado Hamlim. Después de escuchar de nuestra invitación para la tarde, él comenzó a hablar de un libro, un EXTRAÑO LIBRO, !UN MUY EXTRAÑO LIBRO¡ de su propiedad, el cual RECIÉN había sido publicado. Este libro, dijo, pretendía haber sido escrito originalmente sobre planchas de oro o de bronce, por una rama de las tribus de Israel; y que había sido descubierto y traducido por un hombre joven cerca de Palmyra, en el estado de Nueva York, con la ayuda de visiones, o el ministerio de ángeles. Le pregunté a él acerca de como o donde podría conseguir el libro. Él me prometió dejarme leerlo en su casa al día siguiente, si yo quería venir. Sentí un extraño interés por el libro…A la mañana siguiente fui a su casa, donde, por primera vez, mis ojos vieron el “LIBRO DE MORMON”- ese libro de libros- ese registro que revela las antigüedades del “Nuevo Mundo” desde sus más remotas edades, y el cual revela el destino de su pueblo y del mundo en las épocas por venir; -ese Libro que contiene la plenitud del evangelio de un Redentor crucificado y resucitado; -ese Libro que revela a un remanente perdido de José; y el cual fue el principal medio, en las manos de Dios, para dirigir el curso completo de mi vida futura.
Lo abrí con ansiedad, y leí su portada. Luego leí el testimonio de varios testigos en relación con la forma en que fue encontrado y traducido. Después de esto comencé a leer su contenido. Leí todo el día; comer era una carga, no sentía deseos de alimentarme, dormir era una peso al llegar la noche, porque yo prefería seguir leyendo a tener que dormir”.
Tan fuerte fueron sus sentimientos concernientes al Libro de Mormón, que en uno de sus poemas que posteriormente llegaría a convertirse en el himno “Un Ángel del Señor” (Himno Nº 9 del Himnario en Español), escribió su propio testimonio del origen de esta escritura sagrada:

Un ángel del Señor del cielo descendió, y con potente voz
A un joven reveló que en Cumora estaba el registro santo,
Libro fiel, que en Cumora estaba el registro santo, libro fiel.

Moroní lo selló; por siglos lo ocultó, y en nuestros días él del polvo lo sacó.
El santo libro habla hoy y testifica del Señor. El santo libro habla hoy
Y testifica del Señor

El Libro de Mormón relata adonde fue el resto de Israel, simiente de José.
Contiene en su plenitud el Evangelio de Jesús. Contiene en su plenitud
el evangelio de Jesús.

El presidente Gordon B. Hinckley enseñó sobre esta primera experiencia del Élder Parley P. Pratt con el Libro de Mormón que él “tenía veintitrés años de edad” y que “la lectura del Libro de Mormón le afectó tan profundamente que pronto fue bautizado en la Iglesia y llegó a ser uno de sus más efectivos y poderosos defensores”.

Por su parte la hermana Belle S. Spafford, quien sirviera como presidenta de la mesa general de Sociedad de Socorro se refirió con gran sensibilidad a la vena poética del Élder Pratt, ella escribió: “En marzo de 1840, Élder Parley P. Pratt, eufórico de gozo y gratitud por las verdades reveladas a través del evangelio restaurado liberó sus sentimientos en palabras poéticas en la primera página del número inicial del “Millenial Star” nosotros hemos cantado estas palabras escritas por Élder Pratt con profundo sentimiento (Himnos en español Nº 1):

“Ya rompe el alba de la verdad y en Sión se deja ver,
Tras noche de oscuridad, tras noche de oscuridad
El día glorioso amanecer.”

“De ante la divina luz huyen las sombras del error.
La gloria del gran Rey Jesús, la gloria del gran Rey Jesús,
Ya resplandece con su fulgor.”

“Llegó la plenitud del gentil; Israel sus bendiciones tendrá.
Judá ya limpia de lo vil, Judá ya limpia de lo vil,
En Canaán siempre morara.”

“Venid gentiles; escuchad; a las naciones habla Jehová.
Con brazo fuerte él vendrá, con brazo fuerte él vendrá
y a los suyos recibirá.”

“La voz del polvo hoy da fe y ángeles testimonio dan.
La luz de Sión se deja ver, la luz de Sión se deja ver,
Y a sus redimidos guiará.”

En nuestro propio país de Chile en 1851 y mientras vivía en la Calle Victoria de Valparaíso, el paisaje primaveral que le rodeaba le inspiró a Élder Pratt para escribir un hermoso poema que tituló “Noviembre en Chile” y del cual citaré un extracto:

Es la primavera del año, y todos los manantiales están colmados,
Toda la naturaleza esta preñada de vida y de amor;
Un coro de voces asciende desde cada arroyo,
Una miríada de pájaros cantores anima la arboleda.
A su nido en los Andes, el cóndor va a descansar,
Los vientos de Magallanes no prevalecen más,
Y el sol, con la brisa nortina que regresa, inspira
Nueva vida en el céfiro y amor en el fuerte viento.
El bosque está vestido con un ropaje de fresco verdor
Donde la paloma canta un himno, para atraer a su compañero.
El huerto está vestido como una reina para la fiesta,
Y el capullo esta floreciendo con plenitud de gozo.
El naranjo, el olivo, la higuera y la parra,
Están vestidos como en el Edén, de inocente lozanía;
La tierra es un altar de incienso divino,
Exhala un dulce aroma del más rico perfume.

Como un siervo del Señor, la fructífera pluma del Élder Pratt nos legó también un esclarecido e inspirado estudio acerca de la ciencia de la teología en una obra que tituló justamente “A Key to the Sciencie of Universal Theology”, (Una Llave a la Ciencia de la Teología Universal), encontrándose un único y antiguo ejemplar de esta obra editada en la ciudad de Lago Salado el año 1874 en la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile.

La voz del Élder Pratt literalmente sigue hablando desde el polvo para nosotros. Himnos que cantamos con frecuencia en nuestras reuniones son también poemas del Élder Pratt, en uno de ellos titulado “Oh Rey de Reyes Ven” él declara (Himnos en Español Nº 27):

“Oh Rey de reyes, ven en Gloria a reinar,
Con paz y salvación, Tu pueblo a libertar.
Ven tú al mundo a morar, e Israel a congregar.
Da fin a la maldad y limpia el mundo hoy.

Los Santos alzarán entonces.
En unión, sus cantos de felicidad, y bienvenida a tí darán
El pueblo cantará hosannas a su Rey,
y Gloria rodeará a Su triunfante grey.

Al cielo llegará el son de alabanzas de Sión.
¡Oh salve, Rey de paz, del mundo Salvador!
Por salvación que das, te damos gran loor.
A ti naciones honrarán, a tí loores te darán.

Dejando también registrado para nosotros en el himno “Tan Humilde al Nacer” (Himnos en Español Nº 120) su propio testimonio del Salvador:

“Tan humilde al nacer, Cristo viene con poder.
Antes el dolor sufrió; hoy el reino heredó.
Cual cordero el vivió; hoy es Él el gran Yo Soy.
El que en la cruz murió hoy de Gloria se cubrió,
Hoy de Gloria se cubrió. Antes aguantó dolor; hoy vendrá con esplendor.
El que rechazado fue hoy será del mundo Rey.
Hoy será del mundo Rey. El que humillado fue, de los cielos es el Rey.
Todo cuanto padeció. Para Él ya terminó. Para Él ya terminó.

Sin duda que estos antecedentes relevantes en la vida y en la espiritualidad del Élder Pratt nos ayudan a conocer a quien fue el Apóstol que en el siglo XIX visitó nuestro país, en los primeros días de la restauración, quien fue este misionero que abrazó la causa del Señor con fuerza y que la llevó a latitudes tan lejanas de su tierra natal como, Canadá, Inglaterra, las Islas del Mar y nuestro propio país de Chile.
Su legado es un gran ejemplo para los misioneros de la Iglesia que están llevando las buenas nuevas de la restauración del evangelio de Jesucristo en nuestros días y especialmente para los misioneros chilenos, nuestros propios hijos y miles de jóvenes que hoy día se levantan a luchar por la causa de la verdad y que enseñan en su propia tierra y también en países lejanos cumpliendo con esto un sueño y una esperanza del propio Élder Pratt cuando previó el día en que la llave del evangelio restaurado sería dada vuelta en estas tierras del sur del mundo.
Deseo terminar este pequeño ensayo con una experiencia que marcó mi lectura de la Autobiografía del Élder Parley P. Pratt y es su relato y testimonio del momento en que el Profeta José Smith se alzó en una oscura cárcel para reprender la voz profana de sus carceleros:
“Estuve escuchando hasta quedar tan repugnado, impresionado y horrorizado, que me invadió un espíritu de indignada justicia y apenas podía contenerme de levantarme y reprender a los guardias; pero no dije nada a José ni a ninguno de los otros, aunque me hallaba junto a él y sabía que estaba despierto. De pronto, se levantó y exclamó con voz de trueno, o como un león que ruge, diciendo, según lo que recuerdo, las siguientes palabras:

“‘¡SILENCIO!…En el nombre de Jesucristo les reprendo y les mando callar. No viviré ni un minuto más escuchando semejante lenguaje. ¡Cesen de hablar de esa manera, o ustedes o yo moriremos EN ESTE MISMO INSTANTE!’.
“Cesó de hablar. Permaneció erguido en su terrible majestad. Encadenado y sin armas, tranquilo, impávido y con la dignidad de un ángel se quedó mirando a los guardias acobardados, que bajaron o dejaron caer sus armas al suelo, y, temblándoles las rodillas, se retiraron a un rincón; o echándose a los pies de él , le pidieron que los perdonase, y permanecieron callados hasta el cambio de guardia”.

En 1845, menos de un año después de la muerte de José, Parley P. Pratt escribió un resumen de la obra del Profeta y una declaración de nuestra obligación de llevarla adelante:
“Él ha organizado el reino de Dios.- Nosotros extenderemos su dominio.
“Él ha restaurado la plenitud del evangelio.-Nosotros lo daremos a conocer al mundo.
“El ha encendido la alborada de un día de gloria.-Nosotros la llevaremos a su meridiano esplendor.
“Él fue solo “uno”, y llego a ser un mil.- Nosotros somos pequeños, y llegares a ser una gran nación.
“En resumen, él cortó la piedra…Nosotros haremos que llegue a ser una gran montaña y que llene toda la tierra.” (Millenial Star 5 [Marzo 1845]:151-52.)

Parley P. Pratt (1807-1857)

Nacido en Nueva York en 1807, Parely Parker Pratt se convirtió al Mormonismo en 1830 y llegó a ser uno de sus más exitosos misioneros y escritores. Después de unirse a los primeros pioneros que llegaron al Valle de Lago Salado, el llegó a ser un guía explorador y colonizador. Un gran constructor de caminos y comunidades, el alma de Parley estaba llena de romance, poesía y canciones. Él escribió muchos ampliamente usados folletos religiosos, populares himnos, y una llamativa autobiografía. Parley fue asesinado mientras realizaba trabajo misional en Arkansas en 1857.

Este 8 de noviembre del año de nuestro Señor de 2007 se cumplirán 156 años del arribo del Élder Pratt a nuestro país de Chile y también se han cumplido 150 años de su vil asesinato en Arkansas el día 13 de mayo de 1857 y 200 años de su nacimiento acaecido un día 12 de abril de 1807 en Burlington, Condado de Otsego, Estado de Nueva York.
Sin duda que la esperanza de Parley Parker Pratt de que se diera vuelta la llave para la predicación del evangelio restaurado en Sudamérica y de que el Libro de Mormón fuera traducido al español a doscientos años de su nacimiento son una feliz realidad.
Vaya a él nuestro tributo de agradecimiento.

Santiago. Chile. Sudamérica, 2007

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